podría resultar afectada de concretarse el proyecto de eliminar la práctica de la pesca de arrastre, posibilidad que se contemplará dentro de la reforma a la Ley de Pesca y Acuacultura en la Ley Habilitante. Carlos Giménez, ex director del Servicio Autónomo de Pesca de Arrastre (Sarpa), explica que tanto la industria camaronera como los consumidores de pocos recursos resultar´´an afectados de la eliminación de la rastropesca pues "hay unas 268 embarcaciones camaroneras de arrastre con unas 3.500 personas en la tripulación y 7.000 personas más como apoyo en los puertos y atracaderos. A partir de ahí, hay que sumar todas las personas relacionadas con los frigoríficos, las cadenas de distribución y transporte". En cuanto a la captura de peces de consumo popular, Giménez indica que "la pesca de arrastre es la que más ofrece especies tradicionales a los sectores de menores recursos. Variedades como el corocoro, tahalí, ronco, roncador o perlita se pescan junto con el camarón". La merma para la industria venezolana significaría la disminución de su presencia en el mercado norteamericano, al cual se destina la casi totalidad de la cola de camarón. Desde la Ley La normativa venezolana para la pesca de arrastre establece que "se reserva de manera exclusiva a los pescadores artesanales y asociaciones comunitarias la explotación en los caladeros de pesca próximos a la línea de costa y hasta una distancia de 6 millas náuticas". A juicio de Giménez, la propia Ley de Pesca y Acuacultura genera un problema, pues "restringe la actividad en toda la costa venezolana de forma homogénea, sin considerar que la franja costera es más bien heterogénea y diversa en su naturaleza". Explica que esta restricción debe manejarse a través del Reglamento de la Ley y las resoluciones del Ejecutivo, al tiempo que evoca las antiguas "Zonas de Interferencia Pesquera", que permitían a los pescadores artesanales y embarcaciones isdustriales compartir un mismo espacio de captura. "El caso de la diversidad de las costas tiene un ejemplo en la zona de Los Testigos, donde la franja de restricción debe alcanzar al menos unas 10 millas, para proteger al ecosistema". Descartes apropiados El ex director del Serpa afirma que "Venezuela participa con la FAO y la ONU en la búsqueda de mecanismos para atenuar el impacto ecológico de la pesca de arrastre. En esta materia se han logrado avances sobre todo en lo correspondiente al descarte de camarones juveniles mediante dispositivos especiales en las redes". Este descarte, que deja en el agua a las especias aún inmaduras, ha tenido una efectividad de 50% en los pruebas realizadas hasta el momento, según Giménez.